It's alive! It's alive!!!
Sí, sigo vivo, nada más que estoy hasta el... digo tengo muchísimo trabajo en este momento (gracias Boss por mandarme chamba, nomás no mam... y repártemela a lo largo del año, no así de a chingadazo!). Sigo de secretaria bilingüe, nomás que ahora sí me van a pagar, además es un trabajo interesantillo y en mi área. Lo malo es que de alguna manera tengo que terminarlo para esta semana y yo soy bien lento para aquello de la edición de imágenes, y esta chamba tiene una imágen cada dos páginas si no es que más.
Así que en esta pausa que hice para no perder la cordura, les relato brevemente las cosas irrelevantes de las que no he hecho recuento.
Estoy en guerra.
Después de largas negociaciones en las que la parte contaria se negó a ceder, y a pesar de que el enemigo me supera numéricamente, tuve que declarar la guerra. Se intentó el maximizar la seguridad las fronteras, buscando amedrentar al enemigo, pero el enemigo no se apocó ni mucho menos. Es triste, en cierto modo, porque el enemigo actúa a sabiendas de que está invadiendo mi territorio y que habrá represalias inevitables y contundentes; sólo es cuestión de tiempo para juzgar inevitable el tomar acciones de represión masiva.
Y esta tarde, se desencadenó la hecatombe.
Al ver que después de cerrar las ventanas, tapar los huecos de los tubos de PVC por donde bajan los cables eléctricos, y sellar con cera las carátulas de los enchufes eléctricos. las hormigas empezaron a salir de DENTRO del enchufe eléctrico, decidí que finalmente se habían convertido en un riesgo real a la infraestructura de mi pueblo (que soy yo mismo).
Temiendo que en una ola de ataques suicidas alguna consiguiera causar un cese en el suministro de energía de la Soberana República de Mi Cuarto, dañando las instalaciones de alta tecnología del Laboratorio de Desintegración Temporal (mi compu, mi lap y mi ventilador), decidí que no había opción más que el uso de armas químicas. Salí y compré un bote de Baygon Verde y lo rocíe por aproximadamente 0.75 s, que parecieron extenderse eternamente y durante los cuales vi el declive del imperio que intentaba reclamar mi territorio como suyo. Muerte, destrución y caos fueron desatados en ese instante, después del cual se ordenó un inmediato cese al fuego al ver la excesiva violencia de la medida. Los expectadores no pudieron más que repetir en sus mentes las tristemente célebres palabras "Oh! The humanity!".
Hoy en el campo de batalla sólo yacen los cuerpos de los inocentes, y no queda más que el preguntarse: ¿Valió la pena? ¡Maldita seas, hormiga reina, tirana del inframundo, gobernadora de la oscuridad! ¡Mira a tu pueblo devastado! Mira lo que me has obligado a hacer. Pero juro que no permitiré que ni tu ni nadie atente contra la soberanía de mi reino, y tengo aquí el resto del bote de Baygon Verde para respaldar mis palabras.
Por cierto, hablando de electricidad y Herman Munster, ALGUIEN no me ha devuelto mi libro de "Frankenstein"... y no me ha prestado el de "La Historia Interminable"... se me hace que ya los voy a catalogar junto con mi desaparecido "Un Mundo Feliz"...
Lo bueno es que de cualquier modo ahorita no tengo tiempo de leer ni de distraerme, ni de dormir, ni de escribir en el blog.... errr....
Así que en esta pausa que hice para no perder la cordura, les relato brevemente las cosas irrelevantes de las que no he hecho recuento.
Estoy en guerra.
Después de largas negociaciones en las que la parte contaria se negó a ceder, y a pesar de que el enemigo me supera numéricamente, tuve que declarar la guerra. Se intentó el maximizar la seguridad las fronteras, buscando amedrentar al enemigo, pero el enemigo no se apocó ni mucho menos. Es triste, en cierto modo, porque el enemigo actúa a sabiendas de que está invadiendo mi territorio y que habrá represalias inevitables y contundentes; sólo es cuestión de tiempo para juzgar inevitable el tomar acciones de represión masiva.
Y esta tarde, se desencadenó la hecatombe.
Al ver que después de cerrar las ventanas, tapar los huecos de los tubos de PVC por donde bajan los cables eléctricos, y sellar con cera las carátulas de los enchufes eléctricos. las hormigas empezaron a salir de DENTRO del enchufe eléctrico, decidí que finalmente se habían convertido en un riesgo real a la infraestructura de mi pueblo (que soy yo mismo).
Temiendo que en una ola de ataques suicidas alguna consiguiera causar un cese en el suministro de energía de la Soberana República de Mi Cuarto, dañando las instalaciones de alta tecnología del Laboratorio de Desintegración Temporal (mi compu, mi lap y mi ventilador), decidí que no había opción más que el uso de armas químicas. Salí y compré un bote de Baygon Verde y lo rocíe por aproximadamente 0.75 s, que parecieron extenderse eternamente y durante los cuales vi el declive del imperio que intentaba reclamar mi territorio como suyo. Muerte, destrución y caos fueron desatados en ese instante, después del cual se ordenó un inmediato cese al fuego al ver la excesiva violencia de la medida. Los expectadores no pudieron más que repetir en sus mentes las tristemente célebres palabras "Oh! The humanity!".
Hoy en el campo de batalla sólo yacen los cuerpos de los inocentes, y no queda más que el preguntarse: ¿Valió la pena? ¡Maldita seas, hormiga reina, tirana del inframundo, gobernadora de la oscuridad! ¡Mira a tu pueblo devastado! Mira lo que me has obligado a hacer. Pero juro que no permitiré que ni tu ni nadie atente contra la soberanía de mi reino, y tengo aquí el resto del bote de Baygon Verde para respaldar mis palabras.
Por cierto, hablando de electricidad y Herman Munster, ALGUIEN no me ha devuelto mi libro de "Frankenstein"... y no me ha prestado el de "La Historia Interminable"... se me hace que ya los voy a catalogar junto con mi desaparecido "Un Mundo Feliz"...
Lo bueno es que de cualquier modo ahorita no tengo tiempo de leer ni de distraerme, ni de dormir, ni de escribir en el blog.... errr....