A l@s regiomontan@s (aunque no a tod@s).
Música: Corrido de Monterrey
Hago la aclaración de que en mi último comentario cuando dije que aquí no hay "...NADA que valga la pena...", no dije "...NADIE que valga la pena...". Al respecto les comento de nuevo la anécdota de mi primer día en Monterrey, porque como dicen, la primera impresión nunca se olvida (sólo se ignora convenientemente).
La primera vez que vine a Monterrey (hace ya tantos años que prefiero no contarlos), sucedió que no tenía yo dinero en efectivo. Salí del hotel y a la primera persona que me topé, le pregunté "Disculpe, ¿Sabe usted dónde hay un Bital por aquí? (porque en aquél entonces todavía se llamaba Bital, no HSBC). La señora en cuestión, de manera muy amable, me indicó la dirección con lujo de detalles e incluso se ofreció a llevarme. Decliné amablemente, arguyendo que su explicación había sido más que suficiente.
Procedí en dirección al citado banco, disfrutando de un delicioso clima que me pareció de lo más infernal (y al cual hasta la fecha no me acostumbro). Entré al banco bendiciendo al universo porque el banco tenía aire acondicionado (it's no luxury around here, it's a matter of survival). Mientras me limpiaba el sudor, el guardia del banco, me saludó amablemente y con una sonrisa en la cara: "Muy buenos días joven (sí, todavía me decían 'joven' y no 'señor'), ¿En qué podemos servirle?" Le contesté que necesitaba hacer un retiro (sí, en cajas, porque el muy imbécil había perdido mi tarjeta y me di cuenta ya hasta que llegué a Monterrey). Me indicó a qué caja dirigirme, donde la cajera me saludó de una manera igual de cordial. Una vez que atendió, le di las gracias, a lo que ella respondió sonriendo: "Gracias a usted, que tenga un buen día y que dios lo bendiga".
Me gusta mucho recordar esta anécdota y contarla, porque aunque viéndola de reojo parezca algo trivial, para uno que tiene la buena o mala costumbre de observar a la gente, resulta bastante significativa. Y de ahí que siempre que me preguntan "¿Qué es lo que más te gusta de Monterrey?" respondo "la gente". Antes especificaba qué gente, y luego despotricaba de TOOODO lo que no me gusta de Monterrey, pero ya como que me da por no hacerlo.
Así que para l@s sentidit@s que protestaron por el comentario, les reitero que lo único que me gusta de su infernal ciudad son l@s zoquetes que viven en ella.
PD. Sí, el título del post me lo fusilé de Quino.
La primera vez que vine a Monterrey (hace ya tantos años que prefiero no contarlos), sucedió que no tenía yo dinero en efectivo. Salí del hotel y a la primera persona que me topé, le pregunté "Disculpe, ¿Sabe usted dónde hay un Bital por aquí? (porque en aquél entonces todavía se llamaba Bital, no HSBC). La señora en cuestión, de manera muy amable, me indicó la dirección con lujo de detalles e incluso se ofreció a llevarme. Decliné amablemente, arguyendo que su explicación había sido más que suficiente.
Procedí en dirección al citado banco, disfrutando de un delicioso clima que me pareció de lo más infernal (y al cual hasta la fecha no me acostumbro). Entré al banco bendiciendo al universo porque el banco tenía aire acondicionado (it's no luxury around here, it's a matter of survival). Mientras me limpiaba el sudor, el guardia del banco, me saludó amablemente y con una sonrisa en la cara: "Muy buenos días joven (sí, todavía me decían 'joven' y no 'señor'), ¿En qué podemos servirle?" Le contesté que necesitaba hacer un retiro (sí, en cajas, porque el muy imbécil había perdido mi tarjeta y me di cuenta ya hasta que llegué a Monterrey). Me indicó a qué caja dirigirme, donde la cajera me saludó de una manera igual de cordial. Una vez que atendió, le di las gracias, a lo que ella respondió sonriendo: "Gracias a usted, que tenga un buen día y que dios lo bendiga".
Me gusta mucho recordar esta anécdota y contarla, porque aunque viéndola de reojo parezca algo trivial, para uno que tiene la buena o mala costumbre de observar a la gente, resulta bastante significativa. Y de ahí que siempre que me preguntan "¿Qué es lo que más te gusta de Monterrey?" respondo "la gente". Antes especificaba qué gente, y luego despotricaba de TOOODO lo que no me gusta de Monterrey, pero ya como que me da por no hacerlo.
Así que para l@s sentidit@s que protestaron por el comentario, les reitero que lo único que me gusta de su infernal ciudad son l@s zoquetes que viven en ella.
PD. Sí, el título del post me lo fusilé de Quino.