Israfel, Part I
Música: "Todo cambia"Mercedes Sosa
(Otra vez en spanglish, ahora con fines meramente educacionales)
Este artículo (o serie de artículos, depende de cuánto me alargue) va a tratar algo sobre la tecnología, el alter ego, la imagen residual, the Matrix y, entre otras cosas, de dónde surge Israfel. Supongo, según mis cuentas, que fue alrededor de 1995 o 1996 que comencé a utilizar Internet de manera asidua. Mi primer contacto con las redes remotas, sin embargo, habría sido alrededor de 1993 o 1994, cuando mi padre me mostró cómo se conectaba vía telefónica a un servidor en la ciudad de México (larga distancia, con un módem de 14.4 kbps).
Es cierto que a partir de nuestra generación se ha perdido en gran medida la capacidad de asombro, pero yo recuerdo la emoción que sentí al ver cómo se transfería información digital a través de la línea telefónica. Antes de la existencia del ahora tan utilizado MSN Messenger, y de su predecesor, el ICQ, existía (y existe, aunque cada vez más en desuso) algo llamado IRC (Internet Relay Chat), más conocido simplemente como “El Chat”. Una maravillosa herramienta para comunicarse con la gente más extraña del planeta (trust me on that one).
La emoción de trascender las fronteras es una gracia que le fue dada a mi generación, un regalo como pocos en la historia de la humanidad. Me tocó estar en el momento justo de la historia, diría yo. Si pudiera viajar en el tiempo y escoger cuándo y dónde nacer, sólo lo cambiaría por mil cuatrocientos sesenta y pelos en la Toscana, para conocer a Leonardo y que me tocara vivir el descubrimiento de América. Es lo único que podría ser comparable a la emoción que sentí la primera vez que me comuniqué simultáneamente con gente de Estados Unidos, Argentina, Chile, República Dominicana, y así, conforme pasaban las horas eran España, Marruecos, Inglaterra, Italia, Turquía, Rusia, China, Australia. Todos ahí, simultáneos, ubicuos, etéreos.
Una de las innovaciones más sobresalientes para el novel usuario de Internet, era la oportunidad, si no es que necesidad, de reinventarse a uno mismo. Nicknames, handles, usernames, avatars, llámenle como quieran, son el alter ego que es necesario crearse para identificarse en Internet. Cuando creé mi primera cuenta de correo en Hotmail (antes de que fuera comprado por Microsoft), me di cuenta de que no era el único Manuel Antonio en el mundo, a pesar de lo telenovelesco de mi nombre. Para crear una cuenta de correo no había tanto problema, pues se podía disponer de hasta 64 caracteres (si mal no recuerdo). Pero el IRC era otro asunto. La mayoría de los servidores soportaba nombres de usuario de sólo diez u doce caracteres, y tenías que pelearte el nick con todos los Manueles y Antonios del ciberdespacio. De ahí que tuve que rebautizarme de algún modo, y así fui como nací como Azrael en el ciberdespacio. No pasó mucho antes de que empezara a pelearme por ese nick también, así que lo cambié a Zariel. No voy a abundar mucho sobre estos dos primeros nicknames, sólo diré que los asocio a una etapa muy extraña de mi vida. A la flaquita todavía le tocó este último.
Alguien, a quien me referiré como Melpómene (ella sabría que me refiero a ella y por qué, si rondara por aquí), tuvo a bien incitarme a rebautizarme en el electrónico, si bien ella me conocía offline. Decía que los otros nicknames eran de carácter más bien oscuro (y lo eran, estaba yo pasando por una etapa algo dark de mi existencia, algunos de ustedes se acordarán). Así que discutiendo qué nombre sería bueno (una discusión e investigación larga y divertida, pero que prefiero guardarme para mi), me propuso Israfel, cuya dualidad de origen terminó por convencerme. Por un lado, es el ángel que en la tradición Islámica anuncia el fin de los tiempos, manteniendo la congruencia tonal con los nicknames anteriores (terco yo). Y por otro lado, es el título de un poema de Edgar Allan Poe, cuya primera estrofa, en la cual ella basó su sugerencia, presento a continuación:
In Heaven a spirit doth dwell
"Whose heart-strings are a lute";
None sing so wildly well
As the angel Israfel,
And the giddy stars (so legends tell),
Ceasing their hymns, attend the spell
Of his voice, all mute.
Para el poema completo: Israfel. Lo siento, pero traducir poesía va en contra de mis principios, así que si lo requieren, tendrá que ser en vivo para que no quede huella escrita.
Melpómene decía que me sentaba bien (ofuscada ella). (Cheesy note: Ella decía que yo era “su angelito”, y le gustaba ir a verme cuando tocaba en “La Cueva”). FWIMBW, ojalá supiera que tenía razón en su perspectiva de que es cierto que los frutos se cosechan todo el tiempo, y no en vidas futuras.
Así que desde entonces cambié mi nickname, y ya me quedé con ese (muy poca gente conoció los anteriores, de hecho sólo tres personas). Tiempo después, hice mi primera página de Internet, titulada “El Rincón de Israfel”, la cual estaba hospedada en xoom.com (un asco), y que después moví a crosswinds y a web1000 (otros dos ascos). Decepcionado de la vida (y de los servidores) dejé de actualizarla, aunque conservo el sitio entero en mi computadora, sólo que ya no vale la pena andar buscando dónde ponerlo. Pasaron años MUY locos, pero de involuntaria parálisis creativa. Sin embargo, participé en algunos concursos de cuento y poesía, conservando el seudónimo. Ya en fechas recientes, y después de un muy buen tiempo, inicié mi blog para satisfacer mi necesidad de escribicionismo. Un poquito por nostalgia del pasado, lo titulé “El Rincón de Israfel: Reloaded”.
Continuará…
PD. FWIMBW means: For whatever it may be worth. Suffering of linguistic insufficiency again, suggestions are most welcome
PD2. Tiempo después de dejar de ver a Melpómene, me topé con un cuento del señor Poe, titulado "The Angel of the Odd". Si alguna vez fui “su angelito”, supongo que sería más bien como éste.
Este artículo (o serie de artículos, depende de cuánto me alargue) va a tratar algo sobre la tecnología, el alter ego, la imagen residual, the Matrix y, entre otras cosas, de dónde surge Israfel. Supongo, según mis cuentas, que fue alrededor de 1995 o 1996 que comencé a utilizar Internet de manera asidua. Mi primer contacto con las redes remotas, sin embargo, habría sido alrededor de 1993 o 1994, cuando mi padre me mostró cómo se conectaba vía telefónica a un servidor en la ciudad de México (larga distancia, con un módem de 14.4 kbps).
Es cierto que a partir de nuestra generación se ha perdido en gran medida la capacidad de asombro, pero yo recuerdo la emoción que sentí al ver cómo se transfería información digital a través de la línea telefónica. Antes de la existencia del ahora tan utilizado MSN Messenger, y de su predecesor, el ICQ, existía (y existe, aunque cada vez más en desuso) algo llamado IRC (Internet Relay Chat), más conocido simplemente como “El Chat”. Una maravillosa herramienta para comunicarse con la gente más extraña del planeta (trust me on that one).
La emoción de trascender las fronteras es una gracia que le fue dada a mi generación, un regalo como pocos en la historia de la humanidad. Me tocó estar en el momento justo de la historia, diría yo. Si pudiera viajar en el tiempo y escoger cuándo y dónde nacer, sólo lo cambiaría por mil cuatrocientos sesenta y pelos en la Toscana, para conocer a Leonardo y que me tocara vivir el descubrimiento de América. Es lo único que podría ser comparable a la emoción que sentí la primera vez que me comuniqué simultáneamente con gente de Estados Unidos, Argentina, Chile, República Dominicana, y así, conforme pasaban las horas eran España, Marruecos, Inglaterra, Italia, Turquía, Rusia, China, Australia. Todos ahí, simultáneos, ubicuos, etéreos.
Una de las innovaciones más sobresalientes para el novel usuario de Internet, era la oportunidad, si no es que necesidad, de reinventarse a uno mismo. Nicknames, handles, usernames, avatars, llámenle como quieran, son el alter ego que es necesario crearse para identificarse en Internet. Cuando creé mi primera cuenta de correo en Hotmail (antes de que fuera comprado por Microsoft), me di cuenta de que no era el único Manuel Antonio en el mundo, a pesar de lo telenovelesco de mi nombre. Para crear una cuenta de correo no había tanto problema, pues se podía disponer de hasta 64 caracteres (si mal no recuerdo). Pero el IRC era otro asunto. La mayoría de los servidores soportaba nombres de usuario de sólo diez u doce caracteres, y tenías que pelearte el nick con todos los Manueles y Antonios del ciberdespacio. De ahí que tuve que rebautizarme de algún modo, y así fui como nací como Azrael en el ciberdespacio. No pasó mucho antes de que empezara a pelearme por ese nick también, así que lo cambié a Zariel. No voy a abundar mucho sobre estos dos primeros nicknames, sólo diré que los asocio a una etapa muy extraña de mi vida. A la flaquita todavía le tocó este último.
Alguien, a quien me referiré como Melpómene (ella sabría que me refiero a ella y por qué, si rondara por aquí), tuvo a bien incitarme a rebautizarme en el electrónico, si bien ella me conocía offline. Decía que los otros nicknames eran de carácter más bien oscuro (y lo eran, estaba yo pasando por una etapa algo dark de mi existencia, algunos de ustedes se acordarán). Así que discutiendo qué nombre sería bueno (una discusión e investigación larga y divertida, pero que prefiero guardarme para mi), me propuso Israfel, cuya dualidad de origen terminó por convencerme. Por un lado, es el ángel que en la tradición Islámica anuncia el fin de los tiempos, manteniendo la congruencia tonal con los nicknames anteriores (terco yo). Y por otro lado, es el título de un poema de Edgar Allan Poe, cuya primera estrofa, en la cual ella basó su sugerencia, presento a continuación:
In Heaven a spirit doth dwell
"Whose heart-strings are a lute";
None sing so wildly well
As the angel Israfel,
And the giddy stars (so legends tell),
Ceasing their hymns, attend the spell
Of his voice, all mute.
Para el poema completo: Israfel. Lo siento, pero traducir poesía va en contra de mis principios, así que si lo requieren, tendrá que ser en vivo para que no quede huella escrita.
Melpómene decía que me sentaba bien (ofuscada ella). (Cheesy note: Ella decía que yo era “su angelito”, y le gustaba ir a verme cuando tocaba en “La Cueva”). FWIMBW, ojalá supiera que tenía razón en su perspectiva de que es cierto que los frutos se cosechan todo el tiempo, y no en vidas futuras.
Así que desde entonces cambié mi nickname, y ya me quedé con ese (muy poca gente conoció los anteriores, de hecho sólo tres personas). Tiempo después, hice mi primera página de Internet, titulada “El Rincón de Israfel”, la cual estaba hospedada en xoom.com (un asco), y que después moví a crosswinds y a web1000 (otros dos ascos). Decepcionado de la vida (y de los servidores) dejé de actualizarla, aunque conservo el sitio entero en mi computadora, sólo que ya no vale la pena andar buscando dónde ponerlo. Pasaron años MUY locos, pero de involuntaria parálisis creativa. Sin embargo, participé en algunos concursos de cuento y poesía, conservando el seudónimo. Ya en fechas recientes, y después de un muy buen tiempo, inicié mi blog para satisfacer mi necesidad de escribicionismo. Un poquito por nostalgia del pasado, lo titulé “El Rincón de Israfel: Reloaded”.
Continuará…
PD. FWIMBW means: For whatever it may be worth. Suffering of linguistic insufficiency again, suggestions are most welcome
PD2. Tiempo después de dejar de ver a Melpómene, me topé con un cuento del señor Poe, titulado "The Angel of the Odd". Si alguna vez fui “su angelito”, supongo que sería más bien como éste.