Una disculpa a los agraviados
Se me ha notificado que algún zoquete sin qué hacer tuvo a bien el impersonarme en el messenger. Pido disculpas a la gente a la que dicho malandrín haya afectado, ya modifiqué mi contraseña para prevenir que esto se repita. Sin embargo, mi muy particular y característica forma de expresarme con mi gente (mandándolos al carajo cada 5 o 10 segundos) hace que de cualquier modo no sea difícil descubrir el engaño.
Por el bien del impostor, le deseo que siga en la oscuridad, pues ya es de muchos bien sabido qué tan en serio me tomo mi privacidad (y aprovecho para recordárselo a todos los que leen esto), y más aún, qué tan explícito puedo ser al manifestar mi inconformidad y desagrado.
Muchos de mis amigos lo saben y hasta lo recitan: "No mames, te va a arrancar los ______ con un _____". La mayoría lo hace como leyenda urbana, pero los pocos que me conocen bien a lo mejor lo han visto. No suelo ser una persona violenta, me precio mucho de mi racionalidad y autocontrol, los cuales desarrollé a fuerza de carecerlos en la adolescencia. Pero no carezco en absoluto de la capacidad de infligir dolor, muy por el contrario. Es por eso que no suelo tener malentendidos, porque le hago saber a la gente hasta dónde es juego y lo que pasa cuando se rebasa el límite, aunque sean amigos míos.
Así que incito al incauto a que cese y desista, pues tarde o temprano alguien se dará cuenta de quién es y créame que tengo muchas cosas en la cabeza molestándome que podría terminar desquitando en su persona.
(Y no se espanten, por las buenas ya saben que soy un pan de dios).
Por el bien del impostor, le deseo que siga en la oscuridad, pues ya es de muchos bien sabido qué tan en serio me tomo mi privacidad (y aprovecho para recordárselo a todos los que leen esto), y más aún, qué tan explícito puedo ser al manifestar mi inconformidad y desagrado.
Muchos de mis amigos lo saben y hasta lo recitan: "No mames, te va a arrancar los ______ con un _____". La mayoría lo hace como leyenda urbana, pero los pocos que me conocen bien a lo mejor lo han visto. No suelo ser una persona violenta, me precio mucho de mi racionalidad y autocontrol, los cuales desarrollé a fuerza de carecerlos en la adolescencia. Pero no carezco en absoluto de la capacidad de infligir dolor, muy por el contrario. Es por eso que no suelo tener malentendidos, porque le hago saber a la gente hasta dónde es juego y lo que pasa cuando se rebasa el límite, aunque sean amigos míos.
Así que incito al incauto a que cese y desista, pues tarde o temprano alguien se dará cuenta de quién es y créame que tengo muchas cosas en la cabeza molestándome que podría terminar desquitando en su persona.
(Y no se espanten, por las buenas ya saben que soy un pan de dios).