Un día como hoy...
...hace 23 años a las 7:19 de la mañana, un terremoto de 8.1 grados Richter sacudió la Ciudad de México. A decir verdad, casi no lo sentí pues íbamos en el auto hacia la escuela, aunque recuerdo que mi mamá sí se sacó de onda mientras manejaba. Al día siguiente, hubo una réplica a las 7:38 de 7.8 grados Richter. Esa SÍ la sentí. Era un niño entonces, y gracias a dios no alcancé a captar la magnitud de lo sucedido en esos momentos. Fueron los días posteriores a ese, cuando poco a poco fui viendo las imágenes del desastre, escuchando las historias de los damnificados, de las familias rotas, de la gente que lo perdió todo, de un pueblo en ruinas, los que me dejaron marcado.
Pero fueron esos días de bomberos, rescatistas, policías, estudiantes, taxistas, topos (los de aquél entonces); de gente que por iniciativa propia se lanzó a hacer lo que podía con sus propios medios para ayudar a gente que no conocía sin afán de remuneración alguna, los que me hacen creer en que la bondad es posible.
Todas esas personas que salieron a hacer lo que estuvo en sus manos, por pequeño que pudiera haberles parecido, los héroes sin nombre de 1985, representan todo lo que es bueno y valioso en el hombre y vivirán por siempre, si no en la memoria del pueblo de México, al menos en la mía.
Pero fueron esos días de bomberos, rescatistas, policías, estudiantes, taxistas, topos (los de aquél entonces); de gente que por iniciativa propia se lanzó a hacer lo que podía con sus propios medios para ayudar a gente que no conocía sin afán de remuneración alguna, los que me hacen creer en que la bondad es posible.
Todas esas personas que salieron a hacer lo que estuvo en sus manos, por pequeño que pudiera haberles parecido, los héroes sin nombre de 1985, representan todo lo que es bueno y valioso en el hombre y vivirán por siempre, si no en la memoria del pueblo de México, al menos en la mía.
Yo, aún hoy, me paralizo al ver que un foco se mece.