Valores -Lealtad-
Música: "Para bien o para mal" (playing sadly in my head)
Ya sé que en esta serie las entregas se hacen cada vez más esporádicas, pero la verdad vale la pena la espera (aunque esté mal que yo lo diga). Así que vamos a hablar más sobre valores, y el día de hoy le toca a la lealtad.
La lealtad, por definición (de acuerdo al DRAE) , es el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. Ya sé, desarrollar el tema en base a esta definición obliga a adentrarnos en los conceptos de honor y hombría de bien. Como en estos tiempos ya no sabemos de leyes de fidelidad, honor u hombría de bien, vámonos por una explicación más light.
La lealtad es la fidelidad al compromiso de defender lo que creemos y en quienes creemos, en los buenos y en los malos momentos.
Subrayo compromiso, porque en mi opinión, esta es la clave del concepto de lealtad. Este compromiso es el que permite lograr una trascendencia en las relaciones interpersonales, ya sean laborales, amistosas o de pareja. Este compromiso en general implica bilateralidad, ya que la unilateralidad lo trivializaría, con una excepción muy importante: la lealtad para consigo mismo.
La lealtad para con uno mismo es en mi opinión la máxima expresión de la integridad. No debe confundirse con un egocentrismo mal fundamentado, puesto que la lealtad implica el compromiso con un sistema de creencias, mientras que el egocentrismo sólo implica la imposibilidad de la persona para colocarse en una perspectiva ajena a la suya.
Ser leal supone la existencia y aceptación de un sistema de valores (idealmente positivos) y creencias. Para la existencia de la lealtad esta aceptación debe ser independiente de la circunstancia, v.g., no se puede ser leal cuando las cosas van bien y dejar de serlo cuando van mal. Esta actitud no representaría sino un comensalismo social, donde la interacción persiste únicamente mientras se pueda sacar provecho de ella.
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