Ya tengo un tiempo queriendo escribir al respecto de divagues religiosos, y lo había estado posponiendo, pero después de leer el
post sobre el limbo en el blog de Azzelium, me decido a poner un pequeño adelanto.
Algo que me molesta acerca de la mayoría de las religiones es la falta de compatibilidad del producto. Me encantaría ver un Islam “Budha compatible” o un Judaísmo “Shinto capable”. Verbigracia, la Iglesia Católica Romana tiene un dogma que reza
Extra Ecclesiam nulla salus, que en muchas oscuras eras de la historia se ha interpretado más bien como
Extra Ecclesiam nulla tolerantia y que traducido al español diría algo así como “Nosotros tenemos la razón, ustedes están condenados”. Y no hablemos de los fundamentalistas islámicos con su
jihad bis saif, a quienes no basta con persuadir a los gentiles de abrazar su fe, sino que se ponen a eliminar a los que no se dejen.
Otra cosa que me molesta es la interferencia de las religiones con el conocimiento científico. Por mucho tiempo las religiones, mitologías y demás creencias han servido como un
dummy para servir de explicación de las cosas que el hombre no puede entender (gente que quiera rebatir este punto, por favor absténgase de hacerlo sin datos y hechos concretos). Debido a esto, la búsqueda del conocimiento ha sido en muchas ocasiones obstaculizada si no es que condenada y perseguida por la religión (pregúntenle a Galileo). En la actualidad, como yo siempre digo, la deidad sólo hace falta como causa primigenia, después de eso, su presencia es dispensable. Pero aceptar esto obviamente derrumbaría las instituciones humanas encargadas de las religiones, lo cual a varios no les convendría.
Sin embargo, aunque existen DEMASIADOS puntos en contra de las religiones, hoy voy a hacer de abogado del diablo (ironic, isn’t it?), y voy a decir que
la existencia de las religiones, le pese a quien le pese,
es necesaria en la actualidad.
A pesar de los terribles excesos a los que pueden llegar los fanáticos religiosos (los aborrezco, hato de chivas ciegas), la religión cumple con una función social que desgraciadamente aún no ha podido ser llenada de otro modo. Me refiero a la guía moral.
Como le decía a mi amigo Puro Hueso,
la religión es necesaria sólo para la gente que la necesita.
Lassen Sie mich erklären, bitte.
Hay personas que para ser socialmente funcionales necesitan de la guía moral de la religión. O para ser más precisos, necesitan de las motivaciones que sus religiones les ofrecen (el cielo y el infierno, dios bondadoso, dios vengativo, en cualquiera de sus versiones) para seguir la guía moral que sus religiones les proponen.
Hay a su vez personas que no necesitan de una motivación religiosa para hacerse de un sistema de valores y vivir de manera virtuosa con respecto a estos. Yo trato de ser de estos últimos, aunque acepto que con muchas deficiencias todavía.
El problema, y aunque a mucha gente le duela aceptarlo (a los creyentes y a los ímprobos) es que para ser socialmente funcional fuera de una religión se requiere de una inteligencia moral con la que NADIE nace (esto lleva a otro buen divague filosófico) y que no todos (de hecho muy pocos) llegan a adquirir. Yo admiro y respeto a este grupo selecto de personas, porque son gente que ha aprendido a ser virtuosa por ser virtuosa, no por ansia de recompensa o por temor a un castigo divino.