Limpiando la casa 2008
Una de las más grandes dichas del hombre soltero es también su maldición: El no tener que hacer limpieza. El saber que puedes decir: "Mañana limpio", "mañana recojo", "mañana ordeno", "mañana lavo", "mañana saco la basura", etc. sin que nadie te fastidie por ello. Podrán ver a lo que voy: el mañana se convierte en pasado mañana, la otra semana, el mes que entra... y así sucesivamente hasta que te tuerces un tobillo al pisar una botella o te resbalas al pisar la ropa en el suelo. Ayer me compré un amplificador para mi guitarra, pero no encontraba un lugar para ponerlo. De igual manera, ya no encontraba lugar para mis tiliches de pintar. Vaya, ya no recordaba si en mi cuarto el piso era o no de mármol.
No sé qué me poseyó para empezar a limpiar, pero una vez que empecé no podía parar. Y tras terminar la mitad de la casa (no esperarán que arregle 4 meses de desorden en una tarde), quedé con una tremenda sensación de bienestar y paz interior. Tal vez incluso recoja el resto de la casa mañana... o la semana que entra...